Cada mañana se levantaba con la sensación de estar atrapado, soñaba con escapar, con una casa enorme en el campo, con un jardín de césped lleno de niños correteando entre rododendros llenos de flores y buganvillas. Soñaba con largos viajes a desiertos ardientes, selvas impenetrables, cuevas insondables…. Pero cada mañana se despertaba en la misma cama, en la misma vida, en el mismo lugar… observando el mundo a través de la ventana como si de una postal se tratase, inmóvil, siempre igual, imperturbable.
...el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.
Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.
miércoles, 6 de abril de 2011
Atrapado
Cada mañana se levantaba con la sensación de estar atrapado, soñaba con escapar, con una casa enorme en el campo, con un jardín de césped lleno de niños correteando entre rododendros llenos de flores y buganvillas. Soñaba con largos viajes a desiertos ardientes, selvas impenetrables, cuevas insondables…. Pero cada mañana se despertaba en la misma cama, en la misma vida, en el mismo lugar… observando el mundo a través de la ventana como si de una postal se tratase, inmóvil, siempre igual, imperturbable.
Todos guardaremos esa imagen final en nuestras retinas...
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